Cuando niño soñaba con tener el auto de Volver al Futuro para viajar en el tiempo hacia el pasado, corregir muchas cosas y regresar a mi tiempo actual para tener todo lo que siempre quise. No había ciencia en eso. Sólo la ficción de cambiar el pasado, porque rechazaba mi realidad presente.
A Einstein se le preguntó si se podía hacer una máquina para viajar en el tiempo. Resulta que ya existen, por montones. Estoy sentado en una de esas, sillas, que nos permiten viajar en el tiempo, aunque sólo hacia el futuro y a velocidad fija. Siéntese en una y le prometo que en un instante estará en el futuro. Hasta la fecha, los físicos cuánticos concluyen que si tal máquina se construyera, sólo permitiría ir al futuro, lo cual resta mucho atractivo al plan. Ni con toda la ciencia del mundo se puede cambiar una partícula del pasado.
No sería la ciencia quien tendría la solución, sino los poetas. Celia Cruz le puso azúcar al pasado en Ríe y llora: “recordar sin dolor, eso es perdón”. Tengo una cicatriz en mi mano; recuerdo el accidente, cómo lo ocasioné, aprendí la lección y mi herida sanó. Cicatrizo cuando perdono, y el recuerdo sin dolor ya no sangra más; es locura pelear contra el pasado. Hice lo mejor que pude con lo que tenía a mano en ese momento. Mamá y papá me dieron lo que en su mejor convencimiento, era lo correcto. Heráclito dijo que es imposible bañarse dos veces en el mismo río; así vuelva a la misma poza, con las mismas piedras y árboles, el agua es otra. Al ver la larga lista de errores que cometí, personas que dañé, amigos que ofendí, sé que ya no soy ese. Otra agua me recorre por dentro; soy otro yo.
Rubén Blades escribió un epitafio para viajar por los Tiempos:
“Cuando llegue la hora, del fin de mi camino
Que mi sonrisa diga que acepto lo que fui.
Las cosas materiales, las dejaré contigo
Sólo se irá conmigo, todo lo que aprendí”
Para que mi viaje por esta vida valga la pena, debo aprender algo y evolucionar; cambiar con el tiempo hacia otro estado, propósito o actitud.
Si hoy crean un fabuloso auto para volver al pasado, no entraría en él; ¡Cuánto caos ocasionaría cambiando esto y lo otro! Ni sueño con cambiar el pasado ni cierro la puerta a mis recuerdos. Todo pasó por una razón, me trajo a donde estoy y construyó lo que soy. Ahora sé que Dios me regaló esta máquina del tiempo en que estoy sentado, para que viaje en la única dirección que debo: hacia delante, al único ritmo posible: un día a la vez. Construyo mi futuro con cada minuto de presente en que vivo tan feliz como yo decido ser.
César Monge Conejo.
11 de noviembre de 2008
Publicado en página del ministro de educación Leonardo Garnier. 17 noviembre 2008.
http://leonardogarnier.com/index.php?option=com_content&task=view&id=564&Itemid=1
http://www.leonardogarnier.com/
Sabes uno a veces le da mas importancia a los momentos tristes que trajo el pasado y por eso quiere usar la maquina del tiempo, y no piensa que Dios todo lo tiene programado.
ResponderEliminarGracias porque el dia de hoy me hiciste pensar en los momentos felices que mi pasado me ha dado, y para poder que quisiera usar esta maquina es para revivirlos, aunque lo puedo hacer unicamente utilizando mis recuerdos.
Muy lindo y útil comentario. Es difícil ver al pasado y no desear haber tenido los conocimientos para haberlo hecho mejor; pero si de los errores aprendemos podremos ser más sabios, más concientes y compasivos, con lo cual mejoramos como personas y podemos dejarlo como un legado a nuestros seres cercanos. La vida consiste en aprender cada día a ser feliz con lo que podemos construir para beneficio propio y de los demás, en paz con nuestro pasado y viviendo plenamente el presente. El futuro depende de cómo trabajemos hoy y del resto se encarga Dios. Liberémonos de las ataduras y resentimientos de lo que pasó, y recordemos lo bendecidos que hemos sido por nuestra vida de hoy. La máquina del tiempo es en la que nos montamos cada día para desempeñarnos lo mejor posible y con toda la satisfacción de haberlo hecho con amor y dedicación.
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