En Puerto Caldera, el mismo muelle, con las mismas grúas y la misma gente, ahora produce el doble. Los empleados agrupados en cooperativas; libres del sindicato y compitiendo, pasaron de mover 300 a 600 toneladas diarias. Ya no piensan en huelgas, sino en la eficiencia. Esto es suficiente evidencia científica para confirmar el nocivo efecto que tienen los sindicatos en el progreso de este país. Por dicha ya casi se logra lo mismo en Limón.
Publicado en Cartas a la Columna, La Nación, 14 de abril 2010.
más grandioso aún es q de hecho no es la misma gente... son menos!! menos manos = más trabajo?? eso si está como para barajarlo más despacio...
ResponderEliminarcreo q hace tiempo ya los sindicatos deberían replantear sus objetivos: cuáles son nuestras amenazas hoy en día (ambiente por ejemplo) y orientar su acción de manera positiva hacia esas!