viernes, 28 de agosto de 2009

¿Quién quiere ser Magistrado?


Para pasar a la silla caliente, tiene un minuto para ordenar, de menor a mayor poder, los siguientes cargos: a-Diputado, b-Síndico, c-Presidente de la República, d-Magistrado de la Sala Cuarta.

Más adelante, la pregunta del millón es “¿Quién controla a la Sala Cuarta? a- El Defensor de los Habitantes, b-Ella misma, c-Nadie, d-El Oráculo Délfico”
Le apuesto que no sabe las respuestas con certeza; puede llamar a un amigo.

El cumpleaños 20 de la Sala Cuarta motivó foros y entrevistas donde abundan cientos de intrincadas discusiones legales para evaluar su desempeño al cumplir mayoría de edad. En un programa radial mañanero, los magistrados en pleno respondieron tres preguntas meramente prácticas, basadas en los resultados, y no en las teorías:

1. ¿Hay hiper-concentración de poder?
La Sala le da órdenes al Ejecutivo, Congreso, TSE, municipios, autónomas, SETENA, a todos. Eso es hiper-gobernabilidad; si un voto de la Sala Cuarta lesiona mis derechos, no hay quién me defienda. En nuestro sistema de poderes con contrapesos y controles, nadie puede oponerse a doña Sala, ella tiene la última palabra, no hay apelación posible.
2. ¿Genera anti-Democracia?
La Sala a veces pone a funcionar a todos en virtud de alguna minoría quejosa. En la CCSS, una doctora es alérgica al látex. El voto obligó a la Caja a eliminar el látex de toda la institución en que laboran miles de funcionarios; que se ajusten a conveniencia de una entre diez mil. Lo lógico sería incapacitar de por vida a una persona, no ajustar la vida de todos los demás.
3. ¿Cómo hace un abogado para ser todólogo?
La Sala se conduce en cualquier terreno: laboral, ambiental, electoral, político, de salud, de género, económico o el que sea. ¿Es posible que un juzgado sea tan sabio que pueda discernir en todo ámbito de nuestra vida?

Las respuestas de los magistrados a estas tres preguntas fueron tan legales como preocupantes. Ellos tienen peritos para ser aconsejados en todo tema (omniscientes); tienen competencia legal para entrar a todo tema, porque resguardan los derechos fundamentales que están en todo lado (omnipresentes), protegen los derechos que las minorías tienen (compasivos) y aunque nadie los puede sancionar (poder supremo) ellos mismos son los dicen si se han equivocado (incuestionables).

Así las cosas, la Sala Cuarta es ahora un Comité Todopoderoso que se salió de control, en términos prácticos una deidad: está en todo lado, todo lo sabe, lo puede, y lo vota. Sus órdenes son de acatamiento obligatorio tengan o no sentido para nuestras mentes inferiores, haya o no presupuesto en nuestro mundo material. No hay nadie superior a ella, sólo ella se auto-regula, puede decidir en contra de nuestras voluntades colectivas porque sabe mejor que nosotros lo que nos conviene. Lo peor de todo: es indestructible.

La Presidenta de este Comité, Ana Virginia Calzada, acepta que con 1800 casos al año, unos 50 diarios, y en aumento; sus fuerzas humanas colapsarán. Mi abuelo diría que quien se mete a redentor termina crucificado. Con razón el Congreso lleva meses sin poder elegir el nuevo magistrado salacuártico. No hay humano capaz de tales proezas, se requiere un semidios del Olimpo para el cargo. La pregunta del millón, para ir a la Sala Cuarta, sigue sin respuesta:

“¿Quién puede ser magistrado?”


César Monge, 28 de agosto de 2009.
Publicado.
1. Diario Extra, 01 de octubre de 2009.

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