Viene el 11 de abril. En las escuelas narramos la historia de héroes como Juan Santamaría y Juan Rafael Mora. El relato es así: agresores invadieron nuestro país, los ticos volamos bala, y matamos a los miembros de esta banda, para lo cual nos metimos 15 kilómetros en territorio nica, hasta Rivas. De paso hubo que quemar una casa. Ni modo, porque una pausa para tramitar visas habría echado a perder la misión militar, o para que suene más suave, “gesta de 1856”. Nicaragua no rompió con nosotros, porque la batalla no era una invasión tica para robar tierras ni para matar nicas. Muertos los guerrilleros de Walker, abrazos de despedida, cada cual a su casa, y seguimos de amigos.
Debemos ver la muerte de un líder FARC exactamente igual.
Primero, pongamos claros los papeles de cada actor: Los colombianos eligen democráticamente a sus presidentes. No hay dictadura militar que derrocar. ¿Contra quién pelean las FARC? Segundo, a cada cosa su nombre (para esto existen los diccionarios).
Tienen unos 700 civiles cautivos, que no son prisioneros de guerra porque no son soldados. Son rehenes de una mafia, cuyos “secuestros express” duran 8 años.
Los coches bomba y las 100.000 minas antipersonales en la montaña no son operaciones de combate, son actos terroristas porque matan ciudadanos comunes, según la ONU la mayoría de lisiados en el campo son niños.
Las FARC entonces no son un grupo político de oposición. Son una banda del crimen organizado, igual que las “maras”. Sus actividades tienen nombre: secuestro, extorsión, terrorismo, narcotráfico; todas ellas delitos en cualquier país del mundo. Por tanto sus miembros activos no son soldados de la libertad. Son delincuentes comunes.
Matando, lisiando y secuestrando colombianos es como pretenden liberar a Colombia. Tan ilógico como violar mujeres en pro de la virginidad. Liberaron al 1% de sus rehenes y quieren que les aplaudan el gesto humanitario. ¡Qué cáscara!
Va de nuevo el relato épico. Un grupo de la banda criminal está en pijamas, en Ecuador, parece que ahí no los molestan, por eso duermen tranquilos. (Por cierto, en Ecuador el Jefe de Estado no se ofende en lo más mínimo porque los usen de dormitorio).
Le caen por sorpresa soldados del país que ataca desde hace 50 años. Murió en campo de batalla, gajes del oficio que él escogió. La operación del ejército colombiana fue limpia. Ni modo, se quemaron unos árboles y hubo que meterse 2 km en el patio del vecino. Mataron guerrilleros únicamente, no atacaron ecuatorianos, y tan pronto lograron su objetivo terminaron la visita. Exactamente igual que Juan Santamaría…
Entonces, ¿Cómo le digo a un niño de primaria que Juan Rafael Mora es un héroe, pero que Uribe es un invasor? ¿Cómo explicamos que Juan Santamaría fue ejemplar en Rivas, matando gente fuera de nuestras fronteras, pero los soldados colombianos fueron viles vasallos de alguna potencia mundial?
La respuesta es simple hasta para el kinder. Así como los narcos mueren en nuestra zona roja, allá mueren en una zona verde como la montaña. Es la paga de esa profesión.
La ley de la vida: el que a hierro mata, a hierro muere.
Publicado
Diario Extra, 11 de abril de 2008.
http://www.diarioextra.com/2008/abril/11/opinion04.php
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