En este excitante entretenimiento se juega con países de verdad y petrodólares de verdad. Su origen es tan antiguo como las pirámides. Egipto ganó varias temporadas seguidas de Monopoly, también Roma, los británicos, gringos, españoles y hasta la Francia de Napoleón tuvieron su turno para ser la voz cantante sobre muchos países, a través de dominación militar y económica. El ganador de cada temporada obtiene el título de Imperio: más que un reino, menos que un dios. Debemos aceptar que siempre existirá un campeón, rey de la selva. El actual dará paso al los chinos u otro sucesor.
Cuba ya jugó en la temporada de los 80´s, pero perdió. No quiso ser títere del imperio yanqui, terminó súbdito del imperio soviético. La URSS calló a Fidel a cambio de $5000 millones anuales y petróleo regalado. ¿Capitalismo puro, o soborno? Para no darse por menos, Fidel metió tropas y plata en las revoluciones de Angola y Nicaragua. Nombró jefes de sucursal en ambos casos. ¿Eso es imperialismo, verdad? El pez grande se come al chiquito, o lo domestica. Como no funcionó en la categoría master, se entretuvo en ligas aficionadas.
Hoy Chávez copia la táctica. Critica al país Monopoly, pero actúa como imperialista sobre Ecuador y Nicaragua, subsidiando obras públicas con petro-dólares que obtiene al vender la mitad de su producción a los gringos. Con sucio dinero imperial juega de “imperito” sobre otros. La plata compra seguidores de aplauso fácil.
En ambas temporadas, separadas 30 años en la Historia, los que descienden de Primera terminan campeones de Segunda. De cola de león a cabeza de ratón. Nuestro vecino del norte ya va por la segunda vuelta, siempre en la cola del ratón.
Hay que estar con los pies en la tierra para saber si uno puede jugar o no. Nuestros indígenas ancestros no se pusieron rebeldes contra el Monopoly Azteca o Maya. Entendían sus dimensiones, y en qué categoría les tocaba jugar. Esto es por supuesto, una bofetada al ego, el orgullo patrio y el machismo criollo. Si me ofrecen una pelea contra Mike Tyson, debo entender que sería un suicidio y rehuirla. Eso no es faltar a mi dignidad, es sentido común en pro de mi supervivencia. Mejor vivir en simbiosis que morir asfixiado de soberbia ilógica.
Hoy se pone de moda en el folclor suramericano “luchar contra el imperialismo”. Lo raro es que no empiezan la lucha en su propia casa.
En el nivel que sea, todos los países jugamos. Nadie puede decir que es sólo espectador. Deberíamos entrenar para mejorar nuestro papel en el próximo campeonato, que inicia en unos 25 años, con el nuevo Monopoly Chino. En la técnica está bien que enseñen mandarín en las escuelas, será indispensable para jugar en Primeras cuando esos niños dirijan nuestro país. Como estrategia táctica, empecemos con algo simple: Si no puedes vencerlos, únete a ellos.
Publicado
La Nación, 24 marzo 2008.
http://www.nacion.com/ln_ee/2008/marzo/24/opinion1469898.html
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