Andrew “el burro” Jackson resultó electo presidente gringo hace 185 años, en 1828; su retrato aparece en el billete actual de $20. Desde entonces, el partido demócrata de Estados Unidos utiliza un burro como símbolo en las elecciones. Todo empezó cuando los adversarios políticos en esa campaña quisieron perjudicarlo tildándolo de asno por ser testarudo, aprovechando que su apellido calzaba con la palabra burro en inglés (“jackass”), componiendo el slogan “Jackson is a jackass” tan pegajoso que le sería imposible librarse de él. Jackson aplicó la máxima de que si no puedes vencerlos, debes unirte a ellos. Tomó a su favor el sobrenombre de burro, y resaltó las virtudes de este noble animal, muy trabajador, nada pretencioso, y que cuando se planta, no hay quien lo mueva. En una época en que todos conocían por experiencia propia la confiabilidad del burro para las labores del campo, la fábula del burro-presidente se tornó positiva. Jackson incorporó el burro en sus afiches de aquél incipiente marketing político, resultando electo. Años después, el opositor partido republicano adoptó un elefante como su mascota. Desde entonces, las campañas electorales gringas tienen a un burro y un elefante representando al partido Demócrata y Republicano, respectivamente.
En Ecuador, 184 años después, para las elecciones del 2012, surgió una campaña muy folclórica, “Don Burro Asambleísta”, ahora en siglo 21, a través de redes sociales, principalmente Facebook y Twitter, donde superó los 45.000 seguidores Los promotores, votantes jóvenes, ironizaban con la idea de que resultaba mejor tener burros en la Asamblea Legislativa, que los ineficientes diputados actuales. La parodia incluyó llevar físicamente un burro real, con corbata, a presentar sus atestados para inscribirse como candidato en el tribunal electoral, resultando en un obvio rechazo que contó con gran cobertura de los medios. La moraleja de la historia era promover un voto responsable. “no hagamos más burradas, pensemos bien por quién votar”. La campaña, sin embargo, no pasó del voto protesta y la nota cómica, desperdiciando así un enorme caudal cívico, por carecer de motivaciones superiores o un plan de proyección más allá de la catarsis ciudadana.
En Costa Rica, hemos complementado ambas historias, descartando el uso como truco publicitario de corto plazo para cazar votos. El foro cívico en redes sociales “Don Burro Diputado” mantiene la ilustración del burro como un ciudadano ejemplar, que con dignidad nos representa en el Congreso. El enfoque positivo, es que debemos votar, siendo muy exigentes en la selección de los representantes, y buscando en ellos las virtudes que caracterizan a Don Burro:
Don Burro es ya un diputado sin curul, representa a un grupo ciudadano y discute temas nacionales en un foro abierto. El humor irónico es el aderezo para un mensaje serio: debemos elegir mejores gobernantes, en todos los partidos políticos. Esa es la meta para el 2014 de Don Burro, que en cuatro meses ha agrupado unas 20.000 personas y acumula más de 10 millones de visitas en www.DonBurroDiputado.com. En este foro ciudadano, no partidario, se brinda total libertad de expresión, como sólo Facebook puede permitirlo. 75% de los suscriptores son menores de 35 años, y un 55% es menor de 25, es decir, ha votado una vez o ninguna. Todos ellos se organizan a través de las redes sociales, la nueva forma de organización democrática en el Siglo 21.
César Monge Conejo, cesarmonge@yahoo.com www.cesarmonge.com
Una historia muy motivadora. Siga adelante César, que ésto que usted hace es todo un ejemplo ciudadano, un foro para analizar las acciones de nuestros gobernantes, y para agrupar nuevas ideas.
ResponderEliminarMuchos éxitos con lo que se propone, que siempre es para bien del país.