Costa Rica comparte todos los riesgos de la industria del petróleo panameña y nicaragüense, pero no recibe ni un centavo. Este pésimo negocio cumple ya 30 años, gracias a una supuesta defensa ambiental que no existe en la vida real, mientras la factura petrolera nos ahoga.
La falacia de cuidar el ambiente. En 1979 dijimos NO al oleoducto interoceánico, y así se protegieron nuestros parques nacionales. Eso es falso. Desde entonces el país tiene un gigantesco riesgo ambiental, porque Panamá inauguró el oleoducto en 1982, casi a la par de la frontera tica. A diario se anclan mega tanqueros en Puerto Armuelles, a 80 km de Corcovado. El derrame de British Petroleum en Golfo de México cubrió 944 km de costas, cinco veces la extensión de nuestro Caribe, de apenas 200 km. De 1982 a 1996, el oleoducto de Panamá movió 2.500 millones de barriles de petróleo, 500 veces el volumen derramado en México. Un solo barco que encalle en Bocas del Toro podría ensuciar desde Cahuita hasta Bluefields. ¿Protección lograda? Ninguna.
Ganancias. Ese alto riesgo es muy rentable. Cada año el oleoducto genera unos $15 millones al gobierno panameño y unos $100.000 en impuestos a siete municipios. Los negocios que hacen con Ecuador, Estados Unidos y Venezuela los llevan ampliar con una inversión de $100 millones que activa la construcción, genera empleo y sube el PIB. Ya no les alcanza su capacidad de 800 mil barriles diarios. De eso los ticos no vimos ni un peso en 28 años, porque no somos ni anfitriones ni inversionistas del proyecto; compartimos el 100% de los riesgos y el 0% de los dividendos.
Por el norte vamos igual. En 1999 dijimos que NO a explotar pozos en el Caribe Norte, y nos felicitamos como defensores de tortugas, pero en 2008 los nicas autorizaron perforaciones en una zona de 523 km2, a sólo 26 km de Tortuguero. Los chinos nos ofrecieron instalar una refinería de $1000 millones, y nos llevamos un año pensándolo, mientras que desde el 2007 Venezuela inició una refinería de $4000 millones en Nicaragua, que implica el paso de buques venezolanos frente a Limón.
Sí sabemos perder. Nuestro transporte y parte de la electricidad consumen mucho petróleo, pero como no tenemos un solo pozo, importamos el crudo al precio que diga la bolsa de Nueva York, refinamos sólo el 13% de nuestra demanda en un RECOPE que no se actualiza en décadas, no tenemos oleoducto que alquilar, y la construcción pierde empleos. ¡Chingo e’ negociantes!
De mi parte digo que sí a la perforación de pozos en el Caribe, a la construcción de una refinería china, y diría que sí a un oleoducto ruso, si fuera del caso. Ya que tenemos todo el riesgo, por lo menos logremos alguna ganancia.
Ing. César Monge C. cesarmonge@yahoo.com http://www.cesarmonge.com/
Publicado en Diario Extra, 09 de junio 2011.
http://www.diarioextra.com/2011/junio/09/opinion06.php
Respuesta, Géologo Allan Astorga:
http://www.diarioextra.com/2011/junio/14/opinion07.php
Publicado en Diario Extra, 09 de junio 2011.
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Respuesta, Géologo Allan Astorga:
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