La Ley de la Selva le parece justa al Rey León, pero a un venado renco no le hace nada de gracia: el animal más lento de la manada se quedará atrás y será devorado. Este proceso frío y simple es bueno para los venados: como los débiles son eliminados, la especie mejora en cada generación. Todo muy bonito mientras uno lo vea desde afuera, y no es su propia integridad la que está en juego.
Los tres grandes de Detroit: Chrysler, Ford y General Motors llevan más de una década enfermos, con pérdidas gigantescas cada año y costos de producción altos; fruto de no evolucionar. En general, los carros japoneses son eficientes, los europeos elegantes y los chinos baratos, pero los gringos son grandes y gastones, por tanto caros de mantener, y enemigos del ambiente. La frágil salud financiera de esas empresas no soportó una recesión que bajó las ventas en todo el mundo. Como esas fábricas instalan llantas hechas en Costa Rica, ahí por San Antonio de Belén; este problema lo sentimos mucho más cerca y nos deja claro lo que es globalización.
Cuando estos tres se vieron moribundos debido a sus propios errores, suplicaron por auxilio al gobierno, bastarían algunas toneladas de dólares para salir de apuros. La Ley de la Selva , sagrada para los de derecha, dicta que deben morir por incompetentes; los ecologistas se alegran de que una sana evolución extermine los mastodontes cuyos gases aumentan el efecto invernadero; y los de izquierda no aceptan que las ganancias de antes eran asunto privado y las pérdidas de ahora son asunto público. Todos de acuerdo, la sentencia de muerte está en firme, y no se ocupa verdugo; la fuerza natural del mercado se encargará de todo, que se mueran de inanición.
¡Un momento! Esto no castiga a los gerentes que viajan en jet privado, sino a tres millones de empleados de fábrica que perderán su empleo; son más que toda la población laboral tica. El sustento, salud y educación de sus niños estaría amenazada, es un desastre social que no se puede permitir; más que de dinero, hablamos de gente,
A regañadientes pero sin demora se atiende al moribundo, de la misma forma que un médico lucha por salvar la vida a quien se estrella borracho. Aunque no lo merezca, se hará hasta lo imposible; cabe la posibilidad de que cambie de estilo de vida después del susto. Claro que si repite el error, sólo se habría pospuesto lo inevitable.
El líder carismático resultó también pragmático.¿Que se aumenta el déficit al prestar fondos públicos? Sí, pero tiene menos secuelas un bache financiero que uno de empleo.
Si esas empresas se salvan con esta transfusión de fondos (no lo sabemos aún), deberán cambiar rápido. Si producen más carrotes que no se venden, perderán el capital adicional, y quedaríamos igual que ahora, sólo se aplazaría el colapso.
Hay mucho que aprender para aplicar en nuestro país:
Los tres grandes de Detroit: Chrysler, Ford y General Motors llevan más de una década enfermos, con pérdidas gigantescas cada año y costos de producción altos; fruto de no evolucionar. En general, los carros japoneses son eficientes, los europeos elegantes y los chinos baratos, pero los gringos son grandes y gastones, por tanto caros de mantener, y enemigos del ambiente. La frágil salud financiera de esas empresas no soportó una recesión que bajó las ventas en todo el mundo. Como esas fábricas instalan llantas hechas en Costa Rica, ahí por San Antonio de Belén; este problema lo sentimos mucho más cerca y nos deja claro lo que es globalización.
Cuando estos tres se vieron moribundos debido a sus propios errores, suplicaron por auxilio al gobierno, bastarían algunas toneladas de dólares para salir de apuros. La Ley de la Selva , sagrada para los de derecha, dicta que deben morir por incompetentes; los ecologistas se alegran de que una sana evolución extermine los mastodontes cuyos gases aumentan el efecto invernadero; y los de izquierda no aceptan que las ganancias de antes eran asunto privado y las pérdidas de ahora son asunto público. Todos de acuerdo, la sentencia de muerte está en firme, y no se ocupa verdugo; la fuerza natural del mercado se encargará de todo, que se mueran de inanición.
¡Un momento! Esto no castiga a los gerentes que viajan en jet privado, sino a tres millones de empleados de fábrica que perderán su empleo; son más que toda la población laboral tica. El sustento, salud y educación de sus niños estaría amenazada, es un desastre social que no se puede permitir; más que de dinero, hablamos de gente,
A regañadientes pero sin demora se atiende al moribundo, de la misma forma que un médico lucha por salvar la vida a quien se estrella borracho. Aunque no lo merezca, se hará hasta lo imposible; cabe la posibilidad de que cambie de estilo de vida después del susto. Claro que si repite el error, sólo se habría pospuesto lo inevitable.
El líder carismático resultó también pragmático.¿Que se aumenta el déficit al prestar fondos públicos? Sí, pero tiene menos secuelas un bache financiero que uno de empleo.
Si esas empresas se salvan con esta transfusión de fondos (no lo sabemos aún), deberán cambiar rápido. Si producen más carrotes que no se venden, perderán el capital adicional, y quedaríamos igual que ahora, sólo se aplazaría el colapso.
Hay mucho que aprender para aplicar en nuestro país:
- La salud de la empresa privada es tan importante para la economía, que es un asunto de interés público, el gobierno debe prever las crisis y actuar a tiempo. Ni estado empresario ni poder oligarca, se llama simbiosis y es sano. En medio de tanto despido, nuestras zonas francas están generando más empleo, y mejor pagado que el promedio. Son un salvavidas en la tormenta. Los fanáticos que se oponen a las zonas francas, aún no indican dónde se generarán empleos sustitutos, de ese nivel.
- Si bien Toyota reportó pérdidas por primera ocasión en 69 años, ya sustituyó a GM y se convirtió en el mayor fabricante de autos del mundo. La responsabilidad ambiental es buen negocio. Mitigar el impacto ambiental de las actividades productivas no es un gasto, es una inversión y muy rentable.
- Podemos debatir sobre filosofía, pero a final de cuentas, las decisiones claves no son políticas ni económicas, son humanas, y deben tomarse a tiempo.
Ing. César Monge C. 09 de marzo 2009
Publicado en La Nación, 21 de marzo 2009.
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