sábado, 29 de diciembre de 2007

Impuesto para subsidiar al Saprissa.

Imagine un día en que el gobierno tome unos mil millones de colones, dinero del fisco, es decir, impuestos pagados por todos los ticos, y los dé en subsidio al Saprissa, porque es una afición mayoritaria. Los demás no, salados. Imagínense la indignación de los liguistas y heredianos. San Carlos podría argumentar que ocupa más la plata porque gana poco en taquillas. La respuesta del gobierno sería que en Costa Rica el equipo oficial es Saprissa, pero se tolera libertad de afición. Los recientes destrozos de la Doce serían nada comparado con la indignación por semejante ofensa.

Bueno, esa injusticia se hace con las iglesias. El gobierno da subsidios a la Iglesia Católica por millones de colones, les regala lotes, y otros favores, porque es la religión oficial del país, los demás son mantequilla. Hace poco, sólo en un caso de Japdeva, la Iglesia de Limón movió 400 millones de colones. Surgen dos preguntas:

Primero, estamos claros que las personas pueden tener una religión, pero, ¿Los países cómo hacen? Un individuo no puede ser budista y a la vez católico. ¿Cómo puede entonces un país cuya población tiene protestantes, judíos, mormones, y otros credos, decir que es “totalmente” católico?

Segundo, ¿Necesita subsidios la Iglesia Católica? Parece que no, entre sus inversiones por más de 15 mil millones de colones en SAMA, hasta tienen acciones de la Cervecería. Por supuesto, la empresa Florida vende agua y fresco de mora, pero el grueso de los dividendos vienen de la cerveza. ¡Con tanto chofer borracho las ganancias de la Iglesia deben estar por las nubes! Tanta plata tienen que no saben en qué invertirla.

Todas las iglesias tienen el mismo mecanismo de conseguir fondos: la canasta de las ofrendas. Si un rabino ocupa dinero, la recoge en su sinagoga. Un pastor hace recolectas en el culto y así también los curas deberían financiar su actividad sólo con donaciones directas de sus miembros, en misa. Cada persona puede dar su dinero a la institución eclesiástica de su elección.
Lo que no tiene sentido es que el Estado use dinero de todos y la regale a uno sí y otro no de los grupos sociales. Es injusto con las minorías, que en este país ya no son tan menores. ¿Son todos los ticos católicos? O hay pa´todos o hay patadas.
Tampoco debería haber radioemisoras tipo alcancía de chanchito porque terminan en “chanchullo”, como vimos en un juicio reciente.

Acabamos de celebrar el cumpleaños de Jesús. Podemos revisar lo que dijo sobre impuestos a Roma y a Dios. El amor al prójimo no es solo dar limosna.
Para ayudar al necesitado puedo dar no sólo dinero, sino mi tiempo y dedicación a causas realmente efectivas. Hogares de ancianos, orfanatos, comedores infantiles, parques comunales, hay muchas obras en que nuestros colones y nuestras manos realmente pueden dar una verdadera ofrenda de amor.
Y el gobierno podría donar esos fondos religiosos a sillas de ruedas, implantes de oído, y otros sueños por los cuales ya no habría que bailar. Estarían mejor usados que en inversiones cerveceras cuyos intereses en esta época crecieron como la espuma.

Publicado
Diario Extra, 29 de diciembre de 2007.
http://www.diarioextra.com/2007/diciembre/29/opinion06.php

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