
Vino la renovación obligada con el Siglo 21. El arte de la comunicación estaba dominado por Don Emaíl, un conversador nato, veloz y simpático; cuyos servicios de bajísimo costo y amplia cobertura mundial no tenían competencia en el mercado masivo, sobre todo de jóvenes. De todo estrato social o académico, quien supiera hacer clic, era cliente hasta 100 veces al día. Periodistas informaban datos concretos de fuente verificable; los bancos sus estados de cuenta, y los amigos el video de un perro en patineta; pero todo lo que traía don Email era auténtico, hasta ese día. Doña Vina abrió cuenta con don Emaíl; bajo el pseudónimo Hoax, forma elegante de re-etiquetar “chisme”, su producto estrella; pero con la misma receta original: se toma alguna verdad de temporada (foto, frase o evento); se sumerge en especulación con mucha pimienta; se revuelve bien hasta que trozos de verdad sean visibles por todo este aderezo. Se le echa encima a cualquier prójimo y se desata en los demás un apetito caníbal; cientos de personas dan “reenviar” y la reacción en cadena es pandemia en horas.
El hoax es un total éxito de ventas. El mejor vendido del país fue uno que casi liquida un banco privado; miles histéricos retiraron su dinero por miedos infundados, siguen los de niños perdidos, el discurso antiárabe de un primer ministro australiano (sólo contenía 20% frases reales de otro primer ministro). Está el hoax de Tommy el modisto racista, la apropiación gringa del Amazonas, el cálculo según el cual la plata anti-crisis gringa nos haría millonarios a todos, y hasta uno sobre huevos de tortuga. Todos mueven el resentimiento o envidia; culpan a otros de mis problemas, fomentan el odio y crean estereotipos. ¡Receta picante que genera úlceras! Veneno que tomo deseando que otros mueran, porque comer gente es dañino para la salud. Por supuesto, ahora no digo que chismeo, sólo estoy reenviando un correo.
Pero el hoax no permitía vinear en la vida privada de los remitentes. Para eso Doña Vina abrió su cuenta en Feisbuk, no para hacer amigos, que era el plan bueno de don Email, sino para husmear. Ahora sí podía evaluar la ropa y carro en las fotos de los demás, saber quién está de novio con quién y cómo andan; rechazar a los que le parecen polos, meterse en argollas, así como subir fotos de cualquier cosa, desde el cumpleaños hasta el viaje a Australia. Por supuesto, ahora no estoy rajando o fantasmeando, sólo estoy actualizando mi álbum.
¿Qué gano? Trato de subir mi ego hundiendo a otro; a falta de virtudes propias, señalo los defectos ajenos, pero al final contar los pecados de otro no me hace santo. Mi propósito de año nuevo es detectar los hoax y reenviar sólo los emails que cumplan tres criterios clave: 1-¿Es verdad? 2-¿Es positivo? 3-¿Ayuda en algo? Quiera Dios que así Doña Vina me borre de su lista de amigos en Feisbuk.
César Monge.
26 noviembre 2009.
Publicado:
1. Semanario Primera Plana, Colegio de Periodistas de Costa Rica.
08 diciembre 2009.
http://www.primeraplana.or.cr/app/cms/www/index.php?pk_articulo=2933