jueves, 31 de marzo de 2011

La industria petrolera tica, 100% riesgo, 0% ganancia.

Costa Rica comparte todos los riesgos de la industria del petróleo panameña y nicaragüense, pero no recibe ni un centavo. Este pésimo negocio cumple ya 30 años, gracias a una supuesta defensa ambiental que no existe en la vida real, mientras la factura petrolera nos ahoga.


La falacia de cuidar el ambiente. En 1979 dijimos NO al oleoducto interoceánico, y así se protegieron nuestros parques nacionales. Eso es falso. Desde entonces el país tiene un gigantesco riesgo ambiental, porque Panamá inauguró el oleoducto en 1982, casi a la par de la frontera tica. A diario se anclan mega tanqueros en Puerto Armuelles, a 80 km de Corcovado. El derrame de British Petroleum en Golfo de México cubrió 944 km de costas, cinco veces la extensión de nuestro Caribe, de apenas 200 km. De 1982 a 1996, el oleoducto de Panamá movió 2.500 millones de barriles de petróleo, 500 veces el volumen derramado en México. Un solo barco que encalle en Bocas del Toro podría ensuciar desde Cahuita hasta Bluefields. ¿Protección lograda? Ninguna.


Ganancias. Ese alto riesgo es muy rentable. Cada año el oleoducto genera unos $15 millones al gobierno panameño y unos $100.000 en impuestos a siete municipios. Los negocios que hacen con Ecuador, Estados Unidos y Venezuela los llevan ampliar con una inversión de $100 millones que activa la construcción, genera empleo y sube el PIB. Ya no les alcanza su capacidad de 800 mil barriles diarios. De eso los ticos no vimos ni un peso en 28 años, porque no somos ni anfitriones ni inversionistas del proyecto; compartimos el 100% de los riesgos y el 0% de los dividendos.


Por el norte vamos igual. En 1999 dijimos que NO a explotar pozos en el Caribe Norte, y nos felicitamos como defensores de tortugas, pero en 2008 los nicas autorizaron perforaciones en una zona de 523 km2, a sólo 26 km de Tortuguero. Los chinos nos ofrecieron instalar una refinería de $1000 millones, y nos llevamos un año pensándolo, mientras que desde el 2007 Venezuela inició una refinería de $4000 millones en Nicaragua, que implica el paso de buques venezolanos frente a Limón.


Sí sabemos perder. Nuestro transporte y parte de la electricidad consumen mucho petróleo, pero como no tenemos un solo pozo, importamos el crudo al precio que diga la bolsa de Nueva York, refinamos sólo el 13% de nuestra demanda en un RECOPE que no se actualiza en décadas, no tenemos oleoducto que alquilar, y la construcción pierde empleos. ¡Chingo e’ negociantes!


De mi parte digo que sí a la perforación de pozos en el Caribe, a la construcción de una refinería china, y diría que sí a un oleoducto ruso, si fuera del caso. Ya que tenemos todo el riesgo, por lo menos logremos alguna ganancia.


Ing. César Monge C. cesarmonge@yahoo.com http://www.cesarmonge.com/

Publicado en Diario Extra, 09 de junio 2011.
http://www.diarioextra.com/2011/junio/09/opinion06.php

Respuesta, Géologo Allan Astorga:
http://www.diarioextra.com/2011/junio/14/opinion07.php


viernes, 25 de marzo de 2011

En el estadio chino del Siglo 21 se habla inglés.

Mi hija, que nació en el siglo 21, entró a edad preescolar y hay que elegirle escuela. Queremos una educación que le brinde destrezas útiles para este nuevo mundo, tan diferente al antiguo en que crecí allá por el siglo 20. ¿Será válido hoy todo lo que me enseñó la Niña Marta en 1981, hace 30 años? Para elegir colegio se debe aceptar que el mundo atraviesa un estadio marcado por la globalización, donde el dominio de una lengua universal es tan imperativo como fue hablar latín en la Era Romana. Nuestros hijos serán por sobre todo, ciudadanos del mundo. ¿Seguirá siendo el inglés el idioma global dentro de 20 o 40 años?

Una visión limitada es pensar que el innegable predominio del la lengua inglesa se debe sólo al poderío político y económico de Inglaterra en el siglo 19 y de Estados Unidos en el siglo 20. Esta es una razón práctica poderosa, que forzó a los europeos a hablar cuatro idiomas si querían comerciar con los países vecinos, pero si sólo se ve el factor comercial, se pensaría que el nuevo peso de China en el mundo nos obligará a reemplazar inglés por mandarín. Eso me dicen las escuelas de idiomas y algún kinder hábil en mercadeo. Es el mismo argumento cíclico que promovió la enseñanza del ruso durante la Guerra Fría, del japonés en los ochentas y ahora el mandarín desde que China desplazó a Japón como segunda economía del mundo. Sin embargo, China dice tener 300 millones de estudiantes aprendiendo inglés, lo cual iguala la población gringa. Al parecer para los orientales es más fácil asimilar el inglés que para los occidentales adoptar el mandarín, esfuerzo tan grande como aprender cuatro idiomas europeos; la pronunciación tonal similar al canto pone una barrera a los que tenemos oído desafinado, y para colmo, un 40% de los chinos hablan cantonés u otras lenguas chinas. La evidencia muestra que Japón y Corea llegaron al desarrollo económico comunicándose en inglés con el resto del planeta, que no habla japonés ni coreano. Los chinos son prácticos, usarán el idioma más eficiente para comunicarse con el resto del mundo, y ese es el inglés.

La Universidad Nacional de Singapur, país asiático muy globalizado, publicó al inicio de esta década, un estudio de Dr. Paul Bruthiaux, sociolingüista (cuyo nombre suena francés) que identificó las cualidades del idioma global para la realidad del siglo 21; entre ellas una escritura en caracteres romanos, gramática simple, pronunciación no-tonal y capacidad de modernización mundial, todo lo cual facilita el aprendizaje para personas con otra lengua materna. El esperanto, español y alemán cumplen con algunas variables pero sólo el inglés las tiene todas consigo.

¿Por qué nuestros colegios públicos dan francés básico? Si se quiere optimizar el proceso psicopedagógico, es mejor aprender dos idiomas muy diferentes, como inglés y japonés. Si se busca el mayor beneficio económico, mejor estudiar el doble de horas, sólo inglés. Si el objetivo es adaptación cultural a la realidad geopolítica mundial, hay que aprender inglés y balbucear el mandarín. El idioma francés era una herramienta valiosa para las realidades del siglo 20, cuando la decisión estuvo “tres bien, merci”; pero en este siglo es un lujo elegante tan útil como el hebreo o el ruso, pues sólo facilita la interacción monocultural con un país en particular. Sofisticado y sexi, pero poco útil.

Quienes pueden elegir colegio privado pertenecen a un grupo pequeño de la sociedad costarricense; para la gran mayoría, el Ministerio de Educación debería revisar los objetivos del nuevo milenio. La conclusión del Dr. Bruthiaux es simple: Aunque en la economía y la política se acabara la Era Americana, la importancia global del inglés como idioma universal se mantendrá y se acentuará, al menos por lo que resta del presente siglo. Actuemos con esa lógica simple.

César Monge, 25 de marzo de 2011.
cesarmonge@yahoo.com