miércoles, 15 de diciembre de 2010

Asistentes de la Creación Infinita.


En el País Teórico es prohibida toda técnica que facilite la procreación con una manita de la ciencia, como las cesáreas, los ultrasonidos o las operaciones intrauterinas, aunque logren que nazcan bebés que naturalmente tendrían muchas complicaciones. En ese país no se hace la fecundación in vitro porque nadie tiene problemas cuando quiere tener hijos. Ese país utópico no existe; desde su origen en el Edén, el ser humano es un mamífero sexuado; creado para crecer y multiplicarse.


En el País Práctico vemos Discovery Channel y escuchamos a nuestro médico; así nos damos cuenta que ganó el premio Nobel de Medicina 2010 el inventor de la fecundación in vitro, el británico Robert Edwards. Desde 1978 han nacido unos cuatro millones de niños por este método, casi como toda la población tica. Un hombre de fe no puede aceptar que tantos bebés vinieron al mundo en total desaprobación divina. ¿Nacen acaso sin alma esos seres, profundamente amados por sus progenitores? Costa Rica está acusada de violar Derechos Humanos internacionales al tener prohibida una técnica médica exitosa desde hace 32 años. Es injusto con los matrimonios pobres, ya que sólo quienes pueden ir al exterior cuentan con esta opción. Para solucionar esta afrenta a los Derechos Humanos, una ley en el Congreso legalizará la fecundación in-vitro.

Allá en el Vaticano opinan que no debemos aprobar tal ley porque es jugar el papel de Dios, pero vivimos acá, en un país práctico del mundo real, con problemas tangibles que afrontar; si nuestras leyes se hicieran a la medida del Papa, habría que prohibir la venta de condones, porque en Roma no los aprueban. Esa técnica no niega a Dios, porque los doctores genetistas son incapaces de garantizar el embarazo, así como parejas quedan encintas aún usando métodos anticonceptivos prohibidos por la Santa Sede, como la píldora. Hay un límite infranqueable de la ciencia: la vida, que es, al fin y al cabo, un milagro.

Mi tío-abuelo, quien no tuvo hijos, me dio la lección más espiritual y práctica sobre la fecundación y la vida cuando yo era un niño. A él le apasionaba criar aves pero le era difícil con los canarios aunque se aparearan. Los libros le dieron el conocimiento para lograr la temperatura, materiales y preparativos para que ellos hicieran el nido y pusieran el huevo, pero no lograba un pichón. Más experimentos llevaron finalmente a que se empollaran los huevecillos; pero aún con todo el deseo de los pajaritos por ser padres, y con la ayuda técnica externa, no todo huevo empollado reventó. El me explicó que los canarios hacen su trabajo, pero “ese viejillo allá arriba” sabe cuánta vida se crea cada día. La Creación jamás terminó, cada retoño de vida en una semilla o un huevo es la prueba científica de que Dios existe. Conozco una pareja que intentó la fecundación in vitro en Panamá. Al terminar el tratamiento el médico les dijo: “hasta aquí llega la ciencia, ahora es decisión de Dios”. Como no se logró una gestación completa, ellos han sobrellevado la pérdida con una convicción que sólo puede venir de una fe profunda. Mi tío, mis amigos y el doctor Edwards saben una verdad universal: Soy responsable de todo el esfuerzo, los resultados están en manos de Dios.

No es cierto que espermatozoide más óvulo igual a bebé, existen los embarazos anembriónicos, donde crece un grupo de células en el vientre materno, e incluso las pruebas médicas dan positivo, pero no late un corazón, no hay un ser humano nuevo. El cuerpo expulsa ese tejido, no más allá que un tumor. Las células de papi y mami son tan sólo barro en manos del Gran Alfarero, hace falta el soplo de vida que forma a un nuevo ser, el alma. La historia de Adán es una analogía sencilla para explicar cómo Dios me creó a mí, a usted y a millones de bebés probeta. Cuando quiero sentir la evidencia de que un Dios creador existe, respiro, y en eso no tenemos diferencia los fecundados in-uterus con los in-vitro. Esos científicos son asistentes del Creador cuya obra no tiene fin; la Creación se da en este momento que alguna mujer del mundo se convierte en madre. Con ayuda médica o sin ella, por el deseo de mis padres o sin él, estoy aquí porque soy parte de la Creación Infinita.

César Monge. 15 de diciembre 2010. www.cesarmonge.com cesarmonge@yahoo.com

lunes, 6 de diciembre de 2010

El Papa no usa condón.

El proyecto de ley tico sobre fecundación in vitro no le gusta al Papa, aunque sea un derecho humano. Mientras criticamos a ciertos países árabes por su fanatismo religioso, en Costa Rica somos de los pocos países que impide esta posibilidad para que una pareja pueda tener hijos. Si la opinión del Papa se toma en cuenta para hacer nuestras leyes, entonces debemos prohibir la venta de condones, porque el Vaticano tampoco los aprueba.

César Monge. 04 diciembre 2010.

Publicado en Cartas a la Columna, 05 de diciembre 2010.
http://www.nacion.com/2010-12-05/Opinion/CartasALaColumna/Opinion2610279.aspx#sb1