domingo, 24 de octubre de 2010

Caminata al Rîo San Juan


Ante la eventualidad de un daño ambiental en la zona norte, vimos caminatas hasta Mina Crucitas y huelgas de hambre, porque es vital proteger del más mínimo riesgo a la flora y fauna. Soprende que hoy, cuando se confirma un verdadero impacto con toneladas de sedimentos, no hay una Caminata a Isla Calero en el Río San Juan y cuatro o cinco huelgas. Tal vez como no existen transnacionales capitalistas involucradas, escasean los motivos reales para hacer alboroto. Nuestros ambientalistas deberìan ser más consecuentes con su discurso y no contaminarlo con ideología política.


César Monge, 24 de octubre de 2010

lunes, 11 de octubre de 2010

Etiqueta negra de 500 años.

Tras 523 años de añejamiento, en barricas de madera traídas en carabelas españolas, el resentimiento histórico es un brebaje que ahora debemos identificar con una etiqueta negra con calavera y huesos, para recordar que no es un manjar, sino un veneno. Los odios añejos son fuertes en sabor, pero causan ceguera, te impiden ver el futuro, sólo te dejan hablando del pasado. Octubre nos lleva a revisar 500 años de historia de reinos, imperios y pueblos para preguntarnos ¿Hacia dónde vemos? ¿Tenemos todavía abierto el capítulo de colonia española en nuestras mentes salpicado de rencor color sangre? ¿Qué han hecho otros en este largo período con sus sentimientos hacia el imperio de la época?

-Cuando se dio el descubrimiento de América, en 1492, España y Portugal ya habían olvidado sus rencores contra el imperio romano, mercadeaban con ellos e incluso adoptaron la religión romana como suya, al punto de imponerla acá en América. Los odios de la época colonial eran historia antigua, ahora forjaban su propio camino como exploradores mundiales: Vasco de Gama llegó a la India, Colón a América; dejar atrás el pasado les permitió alcanzar su propia grandeza.

-Los Estados Unidos fueron colonia británica, se independizaron en 1783. Ya en 1939 ese recuerdo no estorbó para que junto a Inglaterra y Australia formaran frente aliado en la Segunda Guerra Mundial tan sólo 150 años después. Pensando muy en grande se convirtieron en el imperio del siglo 20.

-Tras esa guerra Alemania se dividió en Este y Oeste, pero como buenos científicos abandonaron el experimento comunista al cabo de 40 años. Del tema ni se vuelve a hablar y hoy celebran más de 30 años de sólida reunificación con objetivos comunes.

- Los franceses e ingleses que alguna vez tuvieron Guerra de los cien años, lograron la maravilla del Eurotúnel uniendo países que varias veces ardieron en odios invencibles.

- Japón cayó de rodillas ante las bombas atómicas, quedando destrozado. Se levantó de las cenizas con trabajo duro, se convirtieron en la segunda economía mundial en unas décadas, vendiendo autos y televisores a todo el planeta, en inglés, incluyendo como su mejor mercado al que antes fuera enemigo, los Estados Unidos. Dejar el pasado atrás los hizo crecer en una forma nunca antes vista en este período.

- Panamá fue invadido en 1990 por los gringos, y 20 años después ni se recuerdan del tema; tras varios gobiernos democráticos, son el país más competitivo de Latinoamérica, hasta amplían su canal, y claramente no están resentidos con los yanquis porque se llevaron a Noriega.

En nuestros países aunque resulte ilógico, todavía hay políticos que nos invitan a beber los odios anti-imperialistas añejados en barriles medievales, con canciones del rencor. Hasta ofenden al rey de España de hoy por las agresiones de hace cinco siglos y dos décadas, un poco más de medio milenio. ¿Por qué no se callan?

En Octubre conviene que repasemos cuánto tiempo hemos desperdiciado revolcándonos en el pasado. Europeos, japoneses y gringos, todos ellos dejaron atrás la época imperial, y pensando muy en grande, ahora lideran el progreso humano en todas las áreas: económica, cultural, científica, social y ambiental. Los latinos cambiamos de imperio pero seguimos pensando como provincianos. La evidencia científica dice que el resentimiento es un ancla para el progreso; al menos yo prefiero soltar amarras y poner proa hacia el futuro.

Ing. César Monge. 12 de octubre 2015. cesarmonge@yahoo.com

domingo, 10 de octubre de 2010

Osos polares en la Sala IV.

El país se cae a pedazos, literalmente, en esta época lluviosa porque los aguaceros acentuados por el calentamiento global ponen demasiada agua sobre un mismo talud; las catástrofes impredecibles dejan provincias enteras incomunicadas, el riesgo de parálisis es real. Así nuestra democracia se desmorona por la concentración de demasiado poder en una sola Sala IV; nadie tiene seguridad jurídica en este país, cualquier contrato firmado así sea con el presidente, puede ser anulado; los Poderes de nuestra democracia ya no tienen poder para tomar decisiones y no se comunican entre sí, la parálisis ha llegado.

El colapso global del clima y el colapso local del gobierno presentan una falla análoga en sus planes de corrección: la mala comunicación con el ciudadano común, al cual los icebergs de Groenlandia le resultan tan lejanos como las curules de Cuesta de Moras, si ambos escenarios son ajenos a su entorno inmediato, el problema no le incumbe.

Es muy estéril la estrategia que busca cambiar los hábitos ambientales del tico con la motivación de salvar osos polares, seres casi mitológicos en su vida real; no hay impacto emocional. Es más efectivo explicar que el calentamiento global dispara las lluvias en nuestro clima tropical; por eso los aludes sepultan gente en sus casas, se desbordan ríos dejándome incomunicado; se caen puentes, pierdo días de trabajo; se derrumban carreteras y se dañan cosechas, haciendo más escasas las legumbres y por eso me rinde menos la plata en el mercado. Ahora sí, cuando me tocan la piel, es más fácil que me convenzan de reciclar, reforestar y ahorrar energía en casa, y a nivel nacional aceptar plantas geotérmicas en volcanes del norte y mega-represas hidroeléctricas en los ríos del sur. Aunque es triste, se requiere un colapso, tocar fondo, ver en peligro mi propia vida, para estar dispuesto a actuar.

Ineficaz ha sido el plan para explicar a la opinión pública por qué hay que mitigar los efectos nocivos de la Sala IV. El enfoque es muy elegante pero la idea no se entiende en la gradería de sol, no se vende: La Sala IV se ha vuelto todopoderosa, da órdenes a todos los demás poderes, sean ministerios, autónomas, universidades, municipalidades, tribunales electorales o el congreso. Ya no atienden consultas constitucionales sino que son el jurado máximo arbitrario que incluso ordenan a la Asamblea Legislativa cambiar artículos de la Carta Magna, llegando al colmo de convertirse en Órgano Constituyente. El tico de la calle pregunta “¿Y a mí en qué me afecta?” Ya tenemos respuesta: Doña Sala prohibió los retenes policiales, indispensables para atender la preocupación número uno de los ticos: seguridad. “Quiero que la policía atrape narcos, armas, inmigrantes ilegales, y convictos en fuga; si esa tal Sala IV se lo impide, pues le cerramos el chinamo”.

Es un momento ideal para cultivar la idea del cambio, tanto en las acciones climáticas como jurídicas que el país necesita. En una democracia el pueblo debe tener muy claro cómo las decisiones políticas afectan su vida diaria, así será más fácil devolver poder a los Poderes de la República, domar a la Sala IV y apoyar la agenda energética. El cambio es posible en tanto estemos convencidos de que la parálisis no es un plan de acción.

Ing. César Monge, 10 de octubre 2010. cesarmonge@yahoo.com

1. Publicado en La República, columna invitada, jueves 14 de octubre 2010.

2. Publicado en Diario Extra. 19 de noviembre 2010.
http://www.diarioextra.com/2010/noviembre/19/opinion04.php